¿Por qué las latas de bebidas están hechas de aluminio?
Las latas de bebidas llevan décadas con nosotros. Comenzaron permitiéndonos llevarnos a casa nuestra cerveza favorita en óptimas condiciones. Luego, llegaron los refrescos para el disfrute de toda la familia. Y, ahora, contamos con una amplia variedad de bebidas en este envase: desde vinos a agua.
Durante todo este tiempo, además de ampliar su oferta de bebidas, las latas han evolucionado. De todos los cambios que han vivido, en esta ocasión queremos centrarnos en su material, lo que hace que sean 100% reciclables.
Las primeras latas de bebidas fueron fabricadas en acero. Con el paso del tiempo, llegó el aluminio, y pudimos encontrar en el mercado latas hechas de uno u otro metal. Pero, en la actualidad, las latas de bebidas se fabrican únicamente de aluminio. ¿Quieres saber porque este metal ha sido el favorito para su fabricación? ¡Sigue leyendo!
Ligereza y resistencia
Uno de los principales motivos por los que el aluminio es tan utilizado en la fabricación de las latas de bebidas es su ligereza. Una lata de aluminio de 330 ml pesa aproximadamente 12-15 gramos, lo que facilita su transporte y distribución a gran escala. En comparación, los envases de otros materiales suelen ser más pesados, lo que incrementa el coste de transporte y genera un mayor impacto ambiental por el consumo de combustibles fósiles en su distribución.
Además de ser liviano, el aluminio es sorprendentemente resistente. Aunque una lata puede parecer débil, está diseñada para soportar presiones internas sin romperse, lo que es ideal para bebidas gaseosas que requieren un envase hermético y capaz de mantener el gas. Gracias a esta resistencia, dada por el material y su forma cilíndrica, las latas de bebidas pueden apilarse tanto en su transporte como en su almacenamiento, ahorrando gran cantidad de espacio.
Excelente barrera de protección
El aluminio actúa como una barrera eficaz contra la luz, el aire y la humedad, tres factores que pueden alterar el sabor y la calidad de las bebidas. A diferencia de otros materiales, el aluminio impide el paso de la luz ultravioleta, lo que ayuda a preservar mejor los sabores originales de la bebida.
Asimismo, su hermeticidad evita la entrada de oxígeno, un elemento que puede acelerar la oxidación y deterioro de ciertos ingredientes, especialmente en bebidas como la cerveza o los refrescos.
Rápida refrigeración
El aluminio es un excelente conductor térmico, lo que significa que las latas de bebidas se enfrían más rápido en la nevera si lo comparamos con otros envases. El aluminio permite que las bebidas alcancen la temperatura ideal en menos tiempo y nos ayuda a mantener nuestra bebida fresca durante periodos más largos.
Alta reciclabilidad y sostenibilidad
Uno de los aspectos más importantes del aluminio es que se puede reciclar de manera indefinida sin perder calidad, reduciendo significativamente el uso de recursos naturales y la generación de residuos. Esto convierte a las latas de aluminio en una de las opciones más sostenibles para el envasado de bebidas.
Además, el reciclaje del aluminio consume un 95% menos de energía en comparación con la producción de aluminio nuevo, lo que disminuye la emisión de gases de efecto invernadero.
Seguridad alimentaria
Las latas de aluminio están recubiertas en su interior con una fina capa de barniz especial para evitar cualquier interacción entre el metal y la bebida. Este recubrimiento evita alteraciones en el sabor y garantiza que el producto llegue en perfectas condiciones al consumidor.
El uso del aluminio en la fabricación de latas de bebidas responde a una combinación de factores: es ligero, resistente, protege el contenido, permite una refrigeración rápida y, sobre todo, es altamente reciclable, lo que lo convierte en una opción sostenible.
Gracias a estas ventajas, el aluminio sigue siendo el material preferido para el envasado de bebidas en todo el mundo, beneficiando tanto a la industria como al medio ambiente.