Enlatados
El blog de la lata de bebidas
85 años no son nada para un envase infinito
El año pasado, la lata de bebidas cumplió 85 años. Pueden parecer muchos, pero no para un envase que se recicla infinitamente sin que su material pierda propiedades. Durante casi nueve décadas la lata de bebidas no ha dejado de evolucionar y de mejorar en muchos sentidos. Gracias a ello está en plena forma, consiguiendo ser el envase más reciclado del mundo y posicionándose como un ejemplo perfecto de economía circular. En 1935 veía la luz la primera lata de cerveza comercial en Newark, News Jersey (EEUU), de la mano de una pequeña cervecería. Durante años, esta bebida fue la única envasada en lata hasta que en los 50 comenzaron a comercializarse los primeros refrescos de cola. En España aún tendríamos que esperar, hasta finales de los 60, para disfrutar de este envase. En 1966 la marca de cervezas Skol introduce por primera vez la lata de bebidas en nuestro país.
Hasta los años 60 abrir las latas de bebidas requería un abrelatas o abrechapas, pues unas tenían tapa plana y otras tenían cuello con tapón corona. Entonces una gran innovación cambiaría para siempre este envase desarrollando la anilla abrefácil con décadas de antelación sobre otros envases. En un principio, esta anilla se desprendía completamente de la lata, pero en los años 80 se introdujo el “stay on”, el sistema que conocemos ahora, en que la anilla permanece fijada a la lata. Este cambio fue un gran avance en el campo de la sostenibilidad al permitir que lata y anilla siguieran juntos para su reciclado. Nuevamente la lata demostraba ser precursora del cuidado ambiental al mantener el elemento de cierre unido al cuerpo del envase. En la actualidad otros envases de bebidas se van a ver obligados a seguir su ejemplo por mandato legal.
Durante los años 90, se produjo otro gran avance en el campo de la sostenibilidad: las latas de bebidas redujeron su peso un 30% sin que esto afectase a su resistencia. Este cambio trajo consigo un doble beneficio medioambiental: por un lado, al pesar menos su transporte se hizo mucho más eficiente, emitiendo menos CO2 por kilómetro recorrido; por otro, se redujo el consumo de energía y materias primas.
La lata de bebidas se ha convertido en el envase más reciclado del mundo gracias a que los metales son materiales permanentes que no pierden calidad en el proceso de reciclado. Es más, el metal ha sido reciclado desde tiempos inmemoriales ya que el hombre descubrió muy pronto que para fabricar nuevos objetos metálicos era más provechoso fundir los antiguos que extraer desde cero el mineral. Es por ello por lo que, gracias al reciclado, el 75% del aluminio producido por la humanidad a lo largo de su historia sigue en uso.
El reciclado de una lata ahorra el 95% de la energía necesaria para crear una nueva y todas las latas, independientemente de su color y diseño, pueden reciclarse y se reciclan infinitamente sin pérdida de calidad. Cuando reciclas una lata, sólo tarda 60 días en volver a tus manos en forma de una nueva lata u otro producto metálico.
En la última década, gracias a las continuas mejoras en los procesos de fabricación del aluminio, la reducción en el peso de la lata y el aumento de la tasa de reciclado, la lata de bebidas ha reducido su huella de carbono un impresionante 31%, consolidándose como el mejor ejemplo de envase sostenible.